The cacao philosopher

Don Beto Zamora talks about everything: from the latest cacao harvest, the April’s rains to the story of General Eloy Alfaro, Montgomery, or Trump himself. Yes, in his plot of “Arriba Nacional” cacao, we talk about cacao and geopolitics.

I met him six years ago when I came to Calceta in search of specialty cacao to create our chocolate, and since then I visit him regularly.

He grew up in “Mamey Colorado” deep in Manabí, Ecuador, cultivating fine flavour cacao, arabica coffee, and sugar cane, since his father was a prominent merchant in the region. "We used to take the cacao down the river, along narrow, unpaved roads, and deliver it to the major exporters in Guayaquil, Ecuador’s main port", he recalls.

With this beautiful cacao plantation that he changed from the hybrid variety to the fine "Arriba Nacional" cacao, he demonstrates that change is possible if it is done with passion, commitment, and affection. Around the corner from his cacao garden lies the house where his father grew up. It's a charming country house made out of wood and cement, with a charcoal stove, a vintage music player, and portraits of three revolutionaries who, according to him, changed the world: Ché Guevara, Fidel Castro, and Eloy Alfaro.

 "I don't see the tree, but the forest", he says. He is confident that the countryside is a refuge of the world, but that training and incentives are needed for small cacao producers in order to progress. "I think that young generations will only return to the countryside when there are fair policies when fair prices are paid for fine flavour cacao and that our work and the way we treat the ecosystem are recognised," he says.

Behind his house still lie those beautiful heritage cacao trees of about eighty years old. Don Beto takes care of these trees as members of his family. He has built an organic fertiliser laboratory that he uses in his plantations and encourages members of his community not to use chemicals, only machete, and scythe.

These are the last weeks of the cacao harvest in Upper Manabí, and the producers are making the most of it. He claims that his brother, a cacao trader, received 800 quintals last Thursday, 900 quintals on Friday and 1,600 on Saturday, which will be sold to cacao exporters in Guayaquil. But his specialty cacao is reserved for people who appreciate flavours and aim to create a chocolate bar for mindful palates.

Could you stop coming to your cacao plantation during quarantine? I ask him. - Never - he replies. “Countryside means my life. Agriculture does not make us rich in money, but it does enrich our spirit, in the satisfaction of the duty performed for the community.

What will happen when the pandemic ends?

Ecuador has been an exporter of oil, a non-renewable product that is depleted. Now Ecuador must change the system, focus on renewable products. I think the world will set eyes on the countryside and our cacao, that is my hope.

 

SPANISH VERSION / EN ESPAÑOL

 

El filósofo del cacao

Con Beto Zamora se habla de todo, desde la última cosecha de cacao, las lluvias de abril hasta la historia del General Eloy Alfaro, Montgomery o el mismo Trump. Sí, en su plantación de cacao “Arriba Nacional” se habla de cacao y de geopolítica.

 Lo conocí hace seis años cuando llegué a Calceta en busca de cacao “Arriba Nacional” para crear nuestro chocolate y desde allí no he dejado de visitarlo.

 Creció en el campo, en Mamey Colorado, en lo profundo de Manabí, Ecuador, cultivando cacao fino de aroma, café arábica y caña de azúcar, pues su padre había sido un comerciante importante de la zona. “Nosotros bajábamos el cacao por el río, por caminos estrechos, sin asfaltar y lo entregábamos a los grandes exportadores de Guayaquil, en el principal puerto exportador de Ecuador,” recuerda.

 Con esa bella plantación de cacao que transformó de la variedad CCN51 al cacao fino “Arriba Nacional” demuestra que este cambio es posible si se lo hace con pasión, compromiso y cariño. A la vuelta de su jardín de cacao se encuentra la casa donde creció su padre, una villa alta, de madera y cemento, con cocina al carbón, una radiola antigua y retratos de tres revolucionarios que para él cambiaron mundo: Ché Guevara, Fidel Castro y Eloy Alfaro.

 “Yo no veo el árbol, sino el bosque,” expresa. Está convencido que el campo es el refugio del mundo, pero que hace falta capacitación e incentivos para que los pequeños productores progresen. “Pienso que las generaciones jóvenes sólo regresarán al campo en el momento que haya políticas justas, que se respeten los precios por la variedad del cacao fino y que se reconozca nuestro trabajo y el respeto que le damos al ecosistema,” afirma. 

Detrás de su casa se levantan aún esos bellos árboles antiguos de cacao de herencia “Arriba Nacional” de unos ochenta años a los cuales don Beto cuida como a miembros de su familia. Ha edificado un laboratorio de abono orgánico que usa en sus plantaciones y motiva a los miembros de su comunidad a no usar químicos, sólo machete y guadaña.

Son los últimos coletazos de la cosecha de cacao en el Alto Manabí y los productores los están aprovechando al máximo. Afirma que su hermano, negociante de cacao, recibió el jueves pasado 800 quintales, el viernes 900 y el sábado 1600 quintales que los comercializan en Guayaquil. Pero su cacao es exclusividad a las personas que lo apreciamos y admiramos su compromiso de cultivarlo.

¿Podría usted dejar de venir a su plantación durante la cuarentena? Le pregunto. -Nunca - responde. “El campo es vida y es mi vida. La agricultura no nos hace ricos en dinero, pero sí nos enriquece el espíritu merced a la satisfacción del deber cumplido por la comunidad.

¿Y qué sucederá después de que pase la pandemia?

Ecuador ha sido exportador de petróleo, un producto no renovable que se agota. Ahora el país debe cambiar el sistema, enfocarse en productos renovables. Creo el mundo pondrá los ojos en el campo y en nuestro cacao, ésa es mi esperanza.

 
Don Beto Zamora welcomes us at his Arriba Nacional cacao plot in Calceta, Manabi, Ecuador

Don Beto Zamora welcomes us at his Arriba Nacional cacao plot in Calceta, Manabi, Ecuador

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