A farmer’s persistent dream
"The state is a good state when making fair laws that give equality to everyone, not special laws for a group of the population," said Rolando Montesdeoca, a cacao grower from Quiroga, Manabí, Ecuador.
I met him three years ago when we were searching for heritage cacao in the deep province of Manabí. He is one of those who, if he had not been born a farmer would have been a politician, and of the authentic ones. So I came to "La Esperanza" dam to discover its cacao and its history.
He took us on his boat to his farm, located at the edge of the dam. This crystalline water reservoir provides water to a large part of the province. It was designed in the mid-1960s, at the time of Manabí's worst drought and inaugurated 30 years later.
His farm "San Ignacio" was named after his great-grandfather, who bought 800 hectares of virgin mountains. His family dedicated itself to the cultivation of sugar cane, cacao, cattle since this land is extremely fertile and is always generous. Then his grandfather took over, later his father and he belongs to the fourth generation that combines cacao with cattle.
Some of the cacao plantations got flooded with the reservoir. But 10 hectares of 50 and 100-year-old "Arriba Nacional" cacao still lies on a beautiful plateau 140 meters above sea level. "I grew up with cacao. In my family, we all helped harvest it, my mother, my brothers, and my little sister," he says.
Twenty years ago, he linked up with the area's flagship cacao association from Manabí, a cacao region that has won the Excellence Cocoa Awards three times at the "Salon du Chocolat" in Paris.
At the cooperative, he learned the fermentation and post-harvest processes. He met chocolatiers from California, Italy, to name a few, who praised their cacao and encouraged them to continue harvesting the best cacao for them to make the best chocolate.
"Why can't we make the best chocolate? What prevents us from doing it?" - he expressed.
He changed his mindset and the idea that he could only be a good cacao producer to become a chocolate maker. Then USAID implemented a cacao flavour profile lab and where he learnt how to make chocolate with a refiner, a melangeur, a roaster, and a tempering machine. Later he left the cooperative and started his chocolate workshop at his farm.
He welcomes us at his workshop and shares with us a delicate chocolate bar made with the delicious cacao from his plantation. "The chocolate experience is beautiful, similar to the world of wine or cheese. I would like this to stop being a simple hobby because it is more enriching than livestock, "he says.
At the top of the mountain from where we admire the reservoir, the different shades of the water, the trees, the birds flying, I ask him. What is the meaning of wealth?
“Biodiversity is wealth; having planted 50 varieties of fruit trees is wealth; nature is wealth," he replies.
Despite the pandemic outburst, he continues to harvest cacao, like his neighbours and says that the price per quintal is 30% lower than last week. But he and his family feel protected there. He worries about the people who left the countryside to immigrate to bigger cities and who now long to return because they are safer there. Perhaps with them, he can fulfill his wish that more people in his area not only grow fine flavour cacao but also make specialty chocolate.
Rolando's dream aligns with ours: to transform Manabí in the Bordeaux of cacao and chocolate of Latin America.
SPANISH VERSION / EN ESPAÑOL
Un sueño persistente del productor de cacao
“Al estado lo hace buenas leyes que den igualdad a todos, no leyes especiales para un grupo de la población,” dijo Rolando Montesdeoca, agricultor de cacao en Quiroga, Manabí.
Lo conocí hace tres años cuando buscaba ese cacao de herencia en el Manabí profundo. El es de esas personas que sino hubiese nacido agricultor hubiese sido político, y de los auténticos. Así llegué a la represa la Esperanza a descubrir su cacao y su historia.
Nos esperó en el puerto con su lancha que nos transportó por 20 minutos hasta su finca a la orilla de la represa. Ese embalse de aguas cristalinas provee de agua a gran parte de la provincia y fue ideado a mediados de los años 1960, en la época de la peor sequía de Manabí e inaugurado 30 años más tarde.
La finca San Ignacio lleva el nombre de su bisabuelo quien compró 800 hectáreas de montaña virgen. Su familia se dedicó al cultivo de caña de azúcar, cacao, ganado, pues esa tierra es extremadamente fértil y siempre es generosa. Luego su abuelo tomó la posta, después su padre y él es la cuarta generación que combina cacao con ganadería.
Una de las plantaciones de cacao antiguas quedó inundada con el embalse. Pero 10 hectáreas de cacao Arriba Nacional de 50 y 100 años yacen aún en una bella meseta a 140 metros sobre nivel del mar. “Crecí con cacao. En mi familia todos ayudábamos a cosecharlo, mi mamá, mis hermanos, mi hermanita,” expresa.
Hace 20 se vinculó con la asociación de cacao insignia de la zona, en Quiroga, Manabí, región cacaotera que ha ganado por tres ocasiones el premio Excellence Cocoa Awards en el Salón de Chocolate de París.
En la cooperativa aprendió los procesos de fermentación y post - cosecha y conoció a chocolateros de California, Italia, por mencionar algunos, que alababan su cacao y los motivaban a seguir cosechando el mejor cacao para ellos hacer el mejor chocolate.
“¿Por qué no podemos hacer nosotros el mejor chocolate? ¿Qué nos impide hacerlo?” – expresó.
Eso le sirvió a cambiar su molde mental de que sólo podían ser era buenos productores de cacao para transformarse a artesanos de chocolate. Después la USAID implementó un laboratorio de perfil de sabores de cacao y aprendió hacer chocolate con una refinadora, un melangeur, tostadora, la temperizadora. Posterior dejó la cooperativa e inició su propio taller de chocolate en su finca.
Allí nos recibió y compartió una exquisito barra de chocolate con el más puro cacao Arriba Nacional de su plantación. “La experiencia con el chocolate es bella, parecida al mundo del vino y los quesos. Quisiera que dejara ser un simple hobbie porque es más enriquecedor que la ganadería,” afirma.
En esa montaña desde donde admiramos el embalse, los diversos tonos del agua, los árboles, las aves vuelan y corre un viento fresco, le pregunto. ¿Qué es para usted la riqueza?
“La biodiversidad es riqueza, tener sembrado 50 variedades de frutales es riqueza, el campo es riqueza.”
A pesar de la pandemia sigue cosechando cacao, al igual que sus vecinos y afirma que el precio es 30% menor al que le pagaban la semana pasada. Pero allí se siente protegido con su familia. Le preocupa la gente que dejó el campo por la ciudad y que ahora ansían retornar porque allí están más seguros. Quizás con ellos pueda cumplir su deseo que más gente de su zona no sólo cultiven cacao fino, sino que fabriquen chocolate fino. Su meta se alinea con nuestro sueño: que Manabí, Ecuador se convierta en Burdeos del cacao y chocolate de América Latina.